Guía práctica para afrontar con éxito los exámenes de acceso a la universidad
En apenas unos días, miles de alumnos en toda España tendrán que poner a prueba los conocimientos adquiridos a lo largo de los dos últimos cursos de su etapa escolar. En junio comienzan las dos semanas más temidas por todo estudiante de último curso de Bachillerato: la Evaluación para el Acceso a la universidad (EvAU), también conocida como Evaluación de Bachillerato para Acceso a la Universidad (EBAU).
Estos exámenes, que completan el porcentaje necesario para la media final, son decisivos para que un estudiante pueda acceder o no a la carrera y centro que quiera.
Tensión, nervios, presión o desconfianza… Son muchas las barreras psicológicas que pueden dar al traste con meses de preparación. Sin embargo, seguir 8 consejos básicos puede contribuir al éxito para superar con nota estas exigentes pruebas.
- DESCANSAR BIEN. La mente y el cuerpo siempre están conectados, por lo que es de suma importancia que la mente se encuentre bien despejada para concentrarse en la materia. Los nervios pueden jugar una mala pasada, pero una mente clara siempre es sinónimo de éxito.
- HIDRATARSE y ALIMENTARSE BIEN. Las proteínas y las vitaminas son buenas para el cerebro y generan un bienestar propicio para poder centrarse en una tarea. Además, en situaciones de tensión poder respirar hondo y beber un poco de agua ayuda a relajar los músculos y asociar el momento a uno de relax.
- MANTENER LAS RUTINAS. Segundo de Bachillerato es un curso en el que la carga lectiva aumenta considerablemente en comparación con cursos inferiores, por lo que para poder superarlo hay que desarrollar una rutina de estudio adecuada. Cuando se acercan las pruebas para la universidad, es importante seguir con esos mecanismos que advierten a la mente y al cuerpo de que es el momento de estudiar y que de estar concentrado.
- PREPARAR TODO LA NOCHE DE ANTES. La mañana del examen hay que estar descansado y confiado. Por eso, es mejor no dejar nada para el último momento. Preparar todos los materiales y aquello que se va a necesitar a lo largo de la jornada es una forma de evitar presiones innecesarias ante potenciales olvidos.
- NO ENTRAR EN PÁNICO. Poder concentrar todos los conocimientos en unos pocos días es un proceso que genera mucha inquietud e incertidumbre. ¡Tranquilidad! Es normal ese desasosiego y ese nerviosismo, aunque hay que pensar que siempre se puede controlar. Detenerse un segundo. Y trabajar la respiración ayuda a controlar ataques de ansiedad y otros episodios similares.
- ORGANIZAR EL TIEMPO. El tiempo para realizar los ejercicios es limitado. Muchas veces, se cae en el error de ponerse a escribir sin ordenar las ideas. Es aconsejable leer el examen entero y a partir de ahí discernir el tiempo que se va a necesitar para cada uno de los ejercicios. La claridad de ideas y el orden siempre ayudan en la valoración final.
- Después del examen, NO COMENTARLO CON LOS COMPAÑEROS. Aunque parece inevitable, es recomendable no hacerlo. La emoción de haber terminado una prueba y la necesidad de querer comparar las respuestas puede terminar haciendo dudar al estudiante del trabajo realizado e influir negativamente en el siguiente examen.
- Es normal quedarse en blanco justo antes de entrar al examen, pero eso no es más que un bloqueo de la mente. Todo lo estudiado sigue ahí. La confianza es esencial para que los conocimientos fluyan.